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Descubre los secretos del control de dosis en la elaboración de champagne con nuestra completa guía sobre el tema. Conoce los diferentes tipos de dosificación y su repercusión en el sabor y aroma de cada botella de champagne.
El champán, vino emblemático sinónimo de celebración y refinamiento, esconde detrás de sus burbujas una compleja historia de creación. Entre los numerosos pasos que dan forma a esta preciosa bebida, la dosificación del champán ocupa un lugar crucial. Aquí es donde le damos el toque final, un baile final para perfeccionar el sabor. En esta exploración del fascinante mundo de la dosificación del Champagne, profundizaremos en el corazón de este paso decisivo, descubriendo los secretos que distinguen los diferentes tipos de Champagne, desde la dulzura de los Demi-Secs hasta la pureza de los Bruts Nature.
En el apogeo del arte de elaborar champán, la dosificación es un paso de precisión. Se añade el famoso “licor dosificado”. Es esta poción la que determinará el carácter del champán final. Para una botella de champán brut de 75 cl se utiliza aproximadamente 1 cl de este licor, pero la cantidad varía según el estilo deseado.
Al explorar el mundo del champán, la primera pregunta que surge es: ¿cuánta azúcar contiene? Aquí es donde la dosis juega un papel vital. Un champán dulce contiene más de 50 gramos de azúcar por litro, mientras que un champán semiseco oscila entre 32 y 50 gramos por litro. Para los amantes del champán seco, el rango está entre 17 y 32 gramos de azúcar por litro, mientras que los aficionados extra secos apreciarán los vinos que muestran entre 12 y 17 gramos de azúcar por litro. Por último, los amantes del brut disfrutarán de vinos que contengan entre 6 y 12 gramos de azúcar por litro, mientras que los puristas del champán extra brut se beneficiarán de 0 a 6 gramos de azúcar por litro. Si el contenido de azúcar es inferior a tres gramos por litro y no se ha añadido azúcar, entramos en el dominio del “brut Nature”.
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